sábado, 20 de abril de 2013

SALUD Y ESPIRITUALIDAD






La enfermedad no es una enemiga, es una correspondencia de aprendizaje. Sucede para generar comprensión, sabiduría y discernimiento sobre las causas en la mente que generan caos, pérdida de energía vital, depresión y desamor. Sucede para permitirnos localizar y trascender nuestra ignorancia, las falsas creencias que tenemos implantadas, las que nos impulsan a mantener conductas ácidas, generadoras de conflicto, de malestar, a consumir los alimentos equivocados, bebidas abrasivas, a mantener un estado de angustia y tensión interior, para que tomemos consciencia de la energía negativa que la nutre y la evitemos. 

La enfermedad es realmente una crisis generada por un exceso de toxinas, desechos y acidez en una zona del cuerpo. Esto impide que le llegue oxígeno y nutrientes a las células que allí se encuentran, produciendo dolor y malestar, la señal de alarma y el pedido de primeros auxilios que envía el cuerpo. No sucede entonces por casualidad sino por ignorancia, por abusar de comidas pesadas, con aditivos o preservativos, por exposición continua a campos magnéticos poderosos que desordenan las energías del cuerpo. Somos creadores de salud o enfermedad, de felicidad o depresión, de abundancia o escasez, de soledad o buena compañía. El propósito del universo es convertirnos en creadores responsables de realidades perfectas, para ello dispuso una realidad conformada por parejas de opuestos, creadores del contraste que facilita el discernimiento. Evolucionamos y mantenemos nuestra salud cuando aprendemos a activar los sistemas de eliminación de toxinas, ignorancias, falsas creencias y falsas conductas, cuando aprendemos a mantener un balance dinámico entre el yin y el yang, entre el abajo y el arriba, entre el alma y el espíritu.

La Incapacidad del cuerpo y de la mente para evacuar y eliminar las toxinas y la ignorancia que nos inundan, generan procesos de putrefacción, noches negras del alma, hinchazones y eventos de destino, irritación y saturación de sufrimiento, tumefacción y escasez, inflamación y soledad, ulceración y depresión. Son esos resultados negativos los que nos permiten saber lo que tenemos que corregir, los que nos permiten crear una identidad cada vez más trascendente, más feliz y amorosa. El método del universo es perfecto, a través de prueba y error localizamos lo que es falso, lo que genera enfermedad, sufrimiento y desarmonía, así gracias a la experiencia y a la comprensión que produce el error, aprendemos a evitarlo.




LA ENFERMEDAD, UNA OPORTUNIDAD 


Tu cerebro produce Endorfinas que tienen propiedades opiáceas, analgésicas y placenteras, siempre que disfrutes del presente. Todo lo que te produce satisfacción genera Endorfinas, masajes, caricias, reír, el contacto con la naturaleza, la música y el baile. Las Endorfinas fortalecen tu sistema inmune por eso las personas felices difícilmente se enferman…

Tus pensamientos y tus sentimientos negativos son el software que programa tus conductas equivocadas, las que te generan sufrimiento, negatividad, estados de No-Ser, escasez y soledad…

Además, son el software que programa tus células, porque el cuerpo siempre obedece las ordenes de la mente. La enfermedad aparece cuando existen múltiples causas que bloquean e impiden tu felicidad. Sus causas están en tu propia mente, en tus falsas creencias, tus falsas conductas, tu falsa alimentación, tus pensamientos negativos, tus deseos frustrados y tus aversiones conscientes o inconscientes... 

La enfermedad es entonces una extraordinaria oportunidad para encontrar y corregir esas causas, para localizarlas y trascenderlas…

La enfermedad es el grito de auxilio de tu cuerpo, abrumado porque nunca tomas agua, porque no puede digerir la cantidad de carne que ingieres y ésta comienza a podrirse en su interior llenándolo de bacterias y patógenos terriblemente dañinos; porque está saturado de la mucosidad que generan la leche y los quesos; porque ingieres alimentos que tienen sus moléculas deformes, sin vitalidad, ni nutrientes porque los cocinaste en un microondas; porque fumas mucho, tomas mucho alcohol, te tinturas el cabello todas las semanas, tienes empastes metálicos en la boca y nunca duermes adecuadamente; porque comes rápido, en exceso y muchas veces alterado; porque endulzas tus alimentos y tus bebidas con azúcares venenosos…

La infelicidad, la insatisfacción, el estrés, la preocupación, los conflictos vuelven ácida y tóxica tu mente. Las conductas auto destructivas, la soledad, la vergüenza, la culpa, el sentirte víctima, la rabia, el rencor y los deseos de venganza, vuelven ácidos y tóxicos tus sentimientos. La falsa alimentación vuelve ácido tu cuerpo, lo llena de toxinas, basuras, residuos celulares, residuos metabólicos, bacterias, hongos, virus y mohos. Todo esto y mucho más, repetido por años y años, logra que ni tu cuerpo, ni tu alma puedan evacuar las toxinas que ingieren y las que producen, entonces obviamente surgen los síntomas de todas esas causas y enfermas...

Toda enfermedad es crónica mientras persistan las causas que la generan. En tus manos está el corregirlas. Tu sanación comienza cuando asumas y aceptes tu responsabilidad sobre todo lo que creas y sobre todo lo que sucede en tu vida. Cuando inicies un proceso de evaluación imparcial y de reconstrucción interior. Cuando te des el trabajo de localizar y trascender las falsas creencias y las falsas conductas que continúan generándola. Recuerda que sólo cosechas lo que sembraste, que hoy mismo puedes decidir que siembras ahora y en el futuro...

Tus pensamientos y tus sentimientos son más potentes que cualquier sustancia química, si tu infelicidad prevalece no importa lo que tomes, no sanarás. No hay fármacos que generen felicidad y la felicidad es el agua que lava, limpia y evacua las toxinas de tu mente y de tu cuerpo... 

La sanación comienza cuando te ames a ti mismo, cuando agradezcas la oportunidad de estar vivo y consciente, disfrutando de este escenario maravilloso instante tras instante. Ese estado es el que crea la fuerza vital que alegra tu corazón a latir, tus células a crecer, le entrega a tu alma y a tu cuerpo la máxima energía, lo que siempre desencadena una fuerte respuesta sanadora...


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