Tanto el cielo como el infierno son estados de conciencia, el resultante neto de nuestras creencias y sentimientos en todo momento.
Antiguamente, las personas pensaban que ambos, cielo e infierno eran lugares a donde uno iba después de la muerte, y en la actualidad mucha gente parece pensar que ni el cielo ni el infierno existen en absoluto. La verdad es que ambos, el cielo y el infierno existen, pero son estados de la mente y los experimentamos aquí mismo, sobre esta tierra ahora.
Cuando posees verdadera paz mental y una comprensión de la vida adecuada, tú ya estás en el cielo, cuando estás lleno de miedo, ansiedad, odio, o dolor físico, te encuentras en el infierno.
Las descripciones convencionales de ambos lugares no son sino un intento de proveer imágenes simbólicas de estados mentales. Si vas a vivir en el infierno o en el cielo depende sólo de la clase de pensamiento al que te entregues a lo largo del día. Y, afortunadamente tú puedes con un poco de esfuerzo, entrenarte para hacer del pensamiento celestial un hábito constante.
Las puertas del infierno son puertas giratorias. No hay cerraduras o candados en ellas. Giran hacia adentro o hacia afuera al ser empujadas y puedes ingresar en cualquier momento que elijas hacerlo, y por lo mismo, también puedes salir en cualquier momento que elijas. Salir del infierno es comenzar a pensar en salud, felicidad, y en el éxito en este preciso instante y mantenerlos hora tras hora y día tras día, a pesar de todas las apariencias. Si solamente hicieras esto con determinación, atravesarías las puertas giratorias y estarías fuera de tus dificultades, antes de que sepas qué ha sucedido.
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