Reiki, flores de Bach, aromaterapia o yoga. Las terapias naturales se abren como una buena fuente para ayudar a los niños con problemas.
No hay químicos de por medio. Tampoco magia ni brujería. Simplemente es el poder de las terapias alternativas que pueden ayudar a los niños y niñas a estar más equilibrados y, en consecuencia, rendir mejor en el colegio, estudiar con más ganas, y tener mejores relaciones con sus compañeros y profesores.Un ejemplo son las flores de Bach, cada vez más populares como complemento al tratamiento médico del déficit atencional y la hiperactividad. Patricia Loos, sicóloga infanto- juvenil y terapeuta de esencias de Bach del centro Ohani, comenta que los beneficios de estas flores son indiscutibles. Por ejemplo, dice, hay fórmulas que permiten disminuir notablemente el uso del famoso Ritalín en niños hiperactivos, armonizando a niveles profundos las causas emocionales de esta conducta. Así, con combinaciones de esencias especiales se pueden tratar niños impulsivos, irritables, agresivos o buenos para las rabietas, y donde hay un problema, logran desarrollar una virtud, como la paciencia o la calma. "Muchos niños no entienden lo que les pasa y esas esencias los ayudan", aclara. Trabajo integralPatricia también ha trabajado con reiki y yoga en niños y asegura que ha podido comprobar cuán bien se complementan, mejorándoles la concentración y la tranquilidad. Karin Lundblad es educadora de párvulos y trabaja hace 23 años en colegios. Pero además es terapeuta floral y maestra de reiki y tiene una consulta donde habitualmente atiende niños. "Llegan las mamás porque sus hijos no se concentran y están emocionalmente comprimidos o con alguna dificultad en la escuela", cuenta. Karin dice que los niños reciben muy bien las sesiones de reiki y rápidamente se notan avances en ellos, pero en toda la terapia la presencia de los padres es fundamental. "Todo lo que sufren los niños tiene que ver con los padres; por eso, es importante trabajar con ellos también, ojalá con la papá y la mamá", dice. Los cambios no se dejan esperar. Niños más tranquilos, con menos angustia, que duermen mejor y que, en definitiva, enfrentan el tema escolar con más paz. "Los niños hiperactivos, por ejemplo, bajan las revoluciones. Toman más conciencia y ahí se produce el cambio; están más conectados y viven más despiertos en este mundo, que es lo que finalmente buscamos. Porque no queremos niños atontados con remedios, sino que queremos niños despiertos y conscientes en la sala de clases, felices en el colegio, ¿o no?", dice.
Miércoles 16 de Mayo de 2007 Pamela Carrasco T.
Fuente: Diario el Mercurio
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