Relato Nº2: Dos Carabelas de Oro.
A mediados del año 1978 vivíamos con Betzabe, en dos piezas nuevas
prefabricadas de Madera, en el costado del patio de la casa de mi Padre Miguel.
Eran los comienzos difíciles que toda pareja joven debe vivir, porque estábamos
luchando, planificando y ahorrando para un futuro mejor, luego de cinco años de
matrimonio, en ese pequeño nidito de amor.
Aplicando la austeridad en nuestro devenir, el gran compromiso con el
trabajo que nos permitía vivir, ya que sabíamos con Betzabe, que no íbamos a
heredar nada material de parte de nuestros Padres, solo lo intangible. En esa
época no existía la facilidad económica que se presenta hoy en día, por ejemplo
con créditos estables a largo plazo, como es el caso de la Vivienda Propia, Créditos
de consumo, Viajes con facilidades y otros. El país venia saliendo de un
inédito episodio, que marco nuestra
historia como país para siempre.
Nuestros gustos y disfrutes eran muy bien pensados, gastábamos lo
justo y necesario de acuerdo a lo que recibíamos, nunca endeudarnos más allá de
nuestras posibilidades económicas. Revisábamos
permanentemente la Libreta de Ahorro Ahorromet y veíamos como nuestro
esfuerzo iba creciendo día a día, pensando siempre que si nuestro Dios nos
bendecía con hijos, pudiésemos darle lo mejor material dentro de lo posible. El
amor hacia ellos no estaba en duda, teniendo siempre presente que esos
querubines serian nuestra adoración.
Unos dos años antes de la fecha señalada en este relato, nos pusimos
en campaña de formar una familia completa con hijos, no importaba el género,
solo que iban a ser nuestros, para coronar nuestra felicidad. Por
circunstancias no sé si eran biológicas, psicológicas por ansias, destino, la
maternidad no llegaba, estando varias veces Betzabe esperanzada por algún atraso en el calendario
de toda mujer fértil, no siendo concretado el sueño.
Un día domingo compartiendo con mis Padres Miguel y Elena, mi padre
nos dice textual:
“Anoche tuve un sueño muy extraño, pero muy
lindo, soñé que estábamos todos los de la familia completa, en un día radiante
de Verano y Sol a orillas del mar, muy calmado y de un azul radiante, cuando a
lo lejos en el horizonte se empiezan a observar dos barcos que vienen, no eran
barcos comunes”, me dice mi Padre,”sino que dos Carabelas una más adelante que
la otra. Lo que me llamo la atención es que eran brillantes como el Oro,
resplandecientes a pesar de la luminosidad del día y todos estábamos felices y
dichosos cuando recalaron en la orilla” concluyo mi Padre.
En él no era muy común que contase sus sueños, sin embargo ese lo
impacto de tal manera, que lo expreso abiertamente, con mucha exaltación y
detalles.
En ese momento en mi interior sin compartirlo con Betzabe, para no
crear nuevamente falsas esperanzas en ella, yo asumí que era una señal de algo
grandioso, que la vía fue mi Padre para comunicarla. Tuve la certeza que
tendríamos dos hijos, muy cercanos en edad y del mismo género, porque asociando
las dos Carabelas descritas del sueño, estas eran iguales y solo venían
desfasadas.
Bueno me emociona mucho llevar al papel estos relatos tan propios y
únicos, Betzabe quedo embarazada de
Daniel Mauricio en Enero del año 1979, con la dicha inmensa que derrocha aun
hoy en día, era el sueño más preciado por nosotros. Luego en un año y medio más
nació Fabián Leonardo, teniendo yo la certeza anticipada, que también seria
varón. Las ecografías ni planas ni tridimensionales no eran comunes en la época, o eran vedadas económicamente
para la clase media, por esa razón no conocíamos el sexo de nuestros hijos,
solo se escuchaba el corazón por medio de un amplificador, adosado a la
pancita.
Luego del nacimiento, yo le conté a Betzabe la asociación que hice
del sueño premonitorio de mi Padre, con la realidad que estábamos viviendo y
claro que abrochaban muchas situaciones, que después de analizarlas tenían
mucho sentido y cercanas a la realidad.
Hasta ahora aun existe la interrogante de quien fue el emisor de tan
bello anuncio, a través, de mi Padre. Yo en lo particular lo atribuyo a una
potestad divinamente superior, que utiliza cualquier medio, para comunicar este
tipo de noticias maravillosas.
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