Seres
Inferiores.
Cuando entraba en el conocido sueño REM, a veces solo conectado con mi cuerpo físico, por el llamado Cordón de Plata (conocía la terminología, por ser lector asiduo de Lobsang Rampa) presentía y visualizaba entes inferiores, que querían penetrar y apoderarse de mi persona.
A mediados de la década de 1970, para ser más preciso en 1975 estando
ya casado, sin hijos, trabajando y estudiando vespertino a la vez, comencé a
experimentar situaciones muy especiales y desconcertantes para mí en ese
entonces.
Cuando entraba en el conocido sueño REM, a veces solo conectado con mi cuerpo físico, por el llamado Cordón de Plata (conocía la terminología, por ser lector asiduo de Lobsang Rampa) presentía y visualizaba entes inferiores, que querían penetrar y apoderarse de mi persona.
En dicha fecha la película
“Ghost”(1990 - Patrick Swayze y Demi Moore) aun no había sido filmada, sin
embargo al verla posteriormente con los años, asocie que lo que muestra la
película con esas sombras negras, que se arrastran por las superficies, eran
idénticas alas encarnaciones inferiores, que yo visualizaba en mis sueños de
entonces.
Nota del Autor.- (Haciendo un alto en este relato, debo confesar que
cuesta mucho divulgar estos temas, por lo que pueden provocar en el lector,
pasando por el juicio precipitado, o el escepticismo propio ante un tema tan complejo).
Las situaciones relatadas con anterioridad eran demasiado frecuentes, justamente cuando mas
necesitaba descansar tranquilo y relajado. Con mucha Fe oraba en las noches
antes de dormir y pedía a mi Padre Dios, que me protegiera de cualquier situación
anómala que aconteciera. Por alguna razón, que no la se con veracidad, adquirí
una Cadena y una Cruz de Plata muy sencilla, que se tornaron inseparables para
mi, siempre adosabas a mi cuerpo.
Presentía yo que el crucifijo me protegía constantemente y ante eso,
lo andaba trayendo siempre en mi cuello. Curiosamente el material de que estaba
fabricado, era la mejor Plata de Ley 950, sin embargo al poco tiempo (dos
semanas) de comenzar a utilizarlo, tanto la cadena como la cruz comenzaron a obscurecerse, hasta quedar de un feo color
negro parduzco muy intenso.
Mis esfuerzos por devolver al material su color original fueron en
vano, ya que con diversos métodos de bañado en Acido caliente y otros
utilizados en la limpieza de Joyas, fueron inútiles. Volvía al color original
de la Plata y en pocos días estaba nuevamente oscurecido.
Así transcurre un breve periodo de tiempo, cuando un día estando muy consciente
y perfectamente despierto, intuyo solo mentalmente en mi interior a un hombre
de unos sesenta años, con pelo y barba semi blanca, de túnica antigua tipo
romana de color negro y violeta morado (color obispo). Su fisonomía era de
rasgos muy finos, muy bonachona, carismático, pero su sonrisa y mirada
profunda, distaba mucho de la dulzura o ternura, que podría significar su
atuendo y su rostro.
En ese momento, el se comunica conmigo telepáticamente y me dice que
debo obedecerle, desde ahí en adelante a sus peticiones. Presiento que no es
algo bueno lo que me ofrecía, por la poca confianza que me ocasionaba, su
fuerte e imponente magnetismo y la gran
fuerza interior oscura que yo percibía.
La verdad que en cada petición, que este inexplicable ser me hacía,
en cualquier momento del día y a cualquier hora, me generaba una constante
lucha interior. Lo que me solicitaba era por lo general, el hacer daño y causar
sufrimiento a los seres más cercanos, queridos y apreciados por mí y estos no serían tan solo físicos, sino que
incluían un hostigamiento verbal, como
también psicológico.
Nunca atendí a sus siniestras propuestas, sino que siempre luche en
mi interior, para no responder a lo que me solicitaba. Era muy insistente en
sus pedidas, siempre ahí presente con su iracunda sonrisa, mezcla de sarcasmo y
burla. Debo confesar que en reiteradas ocasiones, estuve a punto de ceder, para
librarme de su hostigamiento, de una vez por todas, sin embargo siempre salí
airoso, no acatando sus desviadas e insólitas peticiones.
Hasta la fecha no se si lo
vencí en sus intenciones, pero paulatinamente fue perdiendo fuerza, sus revelaciones
fueron cada vez más escasas, hasta desaparecer por completo de mi vida.
Uno de los indicativos de ese triunfo, si así puedo llamarlo, fue que
mi Cadena y Cruz de Plata comenzaron
lentamente a retomar su color y brillo original, manteniéndose inalterable
después en el tiempo.
Hoy siendo un hombre mayor, me siento orgulloso en el buen sentido de
la expresión, de haber logrado salir de ese episodio en mi juventud, sin
recurrir a nadie externo, sino que solamente con la Fe inmensa profesada a
nuestro Señor y el entendimiento, comprensión
y el gran amor incondicional, de mi esposa.
En todo caso desde ese entonces,
llevo siempre colgado a mi cuello una Cadena y una Cruz, que hoy en día son
de Color Amarillo en otro tipo de material, pero para mí continúan significando
un símbolo bendito de protección, confianza
y que otorgan seguridad. D.M.C.
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